Navegando hoy ha llegado a mi pantalla un enlace a un anuncio del que sólo me viene una frase a la cabeza:
Los tiempos han cambiado y se va aceptando
Al menos parece que la agencia responsable, Publicis Conceil Francia, ha sabido mantener ese espíritu original y desenfadado imprimado en el modelo Twingo desde su aparición en el mercado de la industria automovilística, pero adaptándose a los nuevos tiempos como han hecho con el mismo producto.
Es curioso que, desde el inicio de esta crisis que nos amarga desayunos, comidas, meriendas, cenas, bodas, bautizos y comuniones en estos años, me he fijado en que la calidad de la publicidad de marcas “respetables” ha caído a niveles de subsuelo (ni Julio Verne lo encontraría): o bien son anuncios reproduciendo coreografías estúpidas en situaciones aun más estúpidas (como en el caso de Mutua Madrileña, o incluso comprando un detergente…) al más estilo “El otro lado de la cama”, o bien son anuncios con jingles vomitivos (el último de Fanta o el del oso de Santalucía son horripilantes, por poner unos ejemplos recientes).
En este caso, una situación normal de una boda muestra la sorpresa final con una naturalidad y una emoción que se esperaría en una boda, con el añadido de que es la hija ilusionada y feliz la que entrega a su padre a su nueva pareja.
Da gusto ver de vez en cuando anuncios que devuelven la fe en esa creatividad que un profesor de la carrera (J.M. Ricarte) nos intentaba enseñar: Creatividad es ver aquello que los demás no ven. La base de la creatividad es pensar, y en este anuncio veo ese pensamiento y esa vuelta de tuerca.
Y es que la Publicidad es un “organismo” social, y por ello debe adaptarse a las nuevas situaciones y esquemas sociales.
